En nuestra sociedad, la mayoría de personas que tienen problemas para ver bien, acuden al oftalmólogo. La mayoría de personas con problemas dentales, va al odontólogo. Pero la mayoría de personas con malestar psicológico no busca ayuda profesional.
Por poner un ejemplo con datos: durante el primer año del periodo universitario, aproximadamente el 50% de los estudiantes sufre malestar psicológico. De éstos, menos de un 15% busca ayuda.
¿Qué puede estar pasando para que exista una desproporción tan enorme entre la cantidad de personas con necesidad de ayuda psicológica y la que finalmente busca tratamiento?
Una posible explicación tiene que ver con el difícil acceso al servicio de Psicología en la Atención Primaria. Existen muy pocos Centros de Salud que cuenten con la figura del psicólogo en la plantilla, e incluso en los que existe, el acceso no se realiza de forma directa, sino a través de la derivación por la figura del médico.
Sin embargo, esta dificultad en el acceso en los Centros de Salud de Atención Primaria es compartida también por la Fisioterapia, y sin duda en el ámbito de la Fisioterapia no existe tal desproporción entre la cantidad de personas con necesidad de tratamiento y la que lo busca. Cada vez más, buscamos asistencia fisioterapéutica (mayoritariamente en atención privada) para tratar y prevenir diferentes formas de malestar físico.
Lo que sucede es que la búsqueda de atención psicológica a día de hoy sigue estando estigmatizada. En general no se trata de una estigmatización manifiesta: casi nadie diría que buscar ayuda psicológica hace a una persona indeseable o socialmente inaceptable. Se trata más bien de creencias sutiles y poco conscientes, como que buscar ayuda psicológica significa que no sabemos resolver nuestros problemas por nosotros/as mismos/as. Esto se traduce en que acabamos percibiendo que buscar terapia supone una amenaza para nuestra autoestima.
Además, cerca del estigma ligado a la búsqueda de ayuda psicológica está siempre el estigma ligado a la enfermedad mental (del que hablé en un post anterior): tal vez, si nuestros conocidos se enteran de que estamos yendo a terapia, pueden pensar que estamos locos, que somos débiles, peligrosos, impredecibles…
Entonces, pasa que si no vemos bien, no tenemos mucho reparo en ir al oftalmólogo. Y ante un dolor de muelas, tardamos poco en ir al odontólogo. Pero podemos llevarnos años con malestar psicológico y no buscar nunca tratamiento.
Toca ir tomando consciencia de estas creencias de fondo. Irlas sacando a la luz. Ponerles nombre y poco a poco ir desterrándolas. La Psicología, la Fisioterapia, la Podología, la Enfermería, la Medicina… todas las profesiones sanitarias están ahí para acercarnos a un mayor bienestar. Que ningún estigma nos aleje de buscar ese bienestar.